BIO
Mi Historia
De los escenarios al estudio
Después de lanzar más de cuatro discos como tecladista y compositor en distintas bandas de metal, empecé a buscar una formación más profunda como productor musical. Así comenzó un nuevo camino: estudié con grandes referentes como Pablo Gindre, y más tarde con su propio mentor —que también se convirtió en el mío—, Pablo Rabinovich. Gracias a su guía y a mucho esfuerzo, pude armar mi primer estudio con el equipo necesario. Poco después, fundé mi propia productora: Slaven Records, que más adelante se transformaría en Matt Slaven.
Expansión y Nuevas Direcciones
Comencé a trabajar como productor musical para diversos estilos —desde reggaetón y folclore hasta metal—, lo que me permitió crecer técnica y creativamente. Sin embargo, sentía la necesidad de seguir desarrollando mi faceta más personal como compositor. Fue así como obtuve una beca para estudiar en el instituto EARTES, en Málaga, España, donde profundicé mi formación y consolidé mi carrera como compositor.
Entre Producciones y Composiciones
Con más de 15 artistas producidos y 37 canciones lanzadas en distintos géneros, este fue un período de intensa actividad musical. Al mismo tiempo, fui profundizando mi faceta como compositor para medios audiovisuales, con 14 obras originales creadas especialmente para narrativas sonoras en cine, videojuegos y contenido digital. Ambos caminos —la producción para artistas y la composición visual— comenzaron a entrelazarse, definiendo una identidad sonora propia: versátil, emocional y con fuerte peso narrativo.
"Una canción no es solo un conjunto de notas; es una historia, una emoción que alguien se animó a compartir.
Cuando llega a mis manos, la recibo con sensibilidad y atención. No busco cambiar su identidad, sino ayudar a que se exprese con más profundidad y verdad. Producir, para mí, es un acto de conexión con lo que la música debe contar."